sábado, 3 de febrero de 2024

LOS DUENDES /Jorge Hinestroza


 








Maracaibo 29 de enero de 2024


Capítulo 1.


Los duendes son niños que nunca crecieron, aunque, por lo general,  tienen diminutos cuerpos de hombres adultos.


De hecho, son una raza de hombres, todos hermanos, que olvidaron a su madre cuando intentaron crecer a juro.

Su madre había sido una mujer normal que tuvo primero tres hijos, y como no tuvo hembras, siguió haciendo hijos. 


Ella, quien era una bruja buena, decidió crear un hechizo, ---uno prohibido, por cierto, que le trajo horribles consecuencias, pues envejeció aceleradamente durante tres días hasta tener el doble de su edad, pero insaciable en insistir en tener una hijita hembra, quiso repetir el hechizo con el mismo resultado. 


Se miró al espejo, y vió la vieja anciana en la que se había convertido. Avanzó hasta los 90 años en apenas tres minutos!.


Su abuela se lo había advertido: mija, no uses la magia blanca para propósitos negros, pues te convertirás en una bruja negra.


Sus orejas habían crecido, así como su naríz. También se le brotaron los ojos un poco. Siempre fue una bruja buena que hacía el bien.


Esta vez su ansiedad se había convertido en rabia, y olvidado que, para mantener sus poderes buenos debía mantener la calma.


Asi rezaba el libro de magia que su abuela, una regia bruja blanca venida de otros mundos, le habia legado en herencia.


Ya trocada en bruja mala, su conciencia había desaparecido. Insistió en tener hijas hembras a como diera lugar, aunque fuera lo último que hiciera.


¡Ya sé! caviló en sus torcidas intenciones. Fue hasta la cama donde dormía el mayor de sus hijos, y aplicó una fuerte oración con la que se lograba convertir sapos en ratas, y se dijo: solo tendré que cambiar algunos detalles del hechizo. 


Inmediatamente, procedió a hacer el juramento de rigor, el que hacen todos los brujos y brujas desde la eternidad para que su hechizos tengan la fuerza necesaria, y logren los resultados más exactos.


Asi fue. Se santiguó a la usanza de las brujas criollas, que creen que tienen a Dios por testigo y apoyo. De inmediato produjo la oración que siempre había dado resultado, aunque por primera vez la usaba para eso, y, cambiándole algunas cosillas ¡ram-plan! en vez de convertir el varoncito mayor en una hembrita, resultó que lo redujo de tamaño. pero ya no tenía el dulce aspecto de un niño, si no la de un viejo de 90 años... su estatura no pasaba de 30 cm. 


Como nuestro magico personaje ya no era aquella agraciada mujer de 25 años, sino una anciana narizona y de grandes orejas, llena de enojo, no tenía vuelta atrás, y ahora sin conciencia ni delicadeza. 

No le importó perder a su hijo... y convertirlo en un duende.


Así, en un tiempo que nadie recuerda bien, aparecieron los duendes. Seres sin edad ni memoria, niños permanentes, que se quedaron enanos gracias a una maldición que les echó su bruja madre. Como veremos, esto no se quedó quieto después de haber creado el primer duende que apareció.



Capitulo 2.

Los duendecillos quisieron crecer hasta ser “normales”, y para lograrlo debían romper el hechizo. Mientras más lo intentaban, lo único que lograban era multiplicarse, hasta que decidieron parar. De tres niños convertidos en feos enanitos, lograron aumentar a siete.  Se habían dado cuenta que, mientras aparecía uno nuevo disminuían de tamaño, pero el más inteligente gritó: ¡nooooo! seremos alimento de las ratas si seguimos perdiendo tamaño. 


También dijo: salgamos de esta casa y busquemos el bosque. Desde entonces los duendes que siempre habitan los verdes bosques tupidos, han solido preferir las cercanías de las lagunas y ríos, pues allí se consiguen con las hadas (Ninfas) y otros seres extraordinarios. 


Ahora, en estos tiempos abunda la gente incrédula. Antes todos sabíamos, ---y hasta veíamos duendes, pero los incrédulos creen que no existen. Lo que pasa es que con la modernidad y la contaminación, especialmente la de los ruidos, a los que los duendes son tan sensibles (sus grandes orejas refieren agudos oídos), todo esto ha obligado a los duendes y ninfas y otros seres nada fantásticos, pero reales, recluirse en los reductos que quedan de los bosques y algunas zonas del mar, lagos y los ríos…especialmente donde hay agua pristina.


Cada pueblo tiene sus propios duendes, pues el ser humano es igual en todas partes y repíte la misma historia en todas las latitudes: una madre que convierte a sus hijos en duendes. Por eso los duendes aparecen en todas las culturas del orbe. 


En lo que no son iguales todas las madres del mundo, es en el idioma y en las ideas para vestirse, y las cosas de las que viven por medio del trabajo. De allí que también los duendes sean diferentes en su forma de vestir y de presentarse, pero niños al fin, convertidos en enanos por sus madres brujas. 


En algunos países los duendes son mineros y en otros son campesinos, coincidiendo con las economías de cada época de la Historia, o con las regiones naturales. Así hay gnomos mineros, gnomos pescadores, gnomos campesinos, etcétera., gracias a sus creadoras.


He llegado a pensar que los duendes tienen ciertos poderes, y apostaría que pueden aparecer y desaparecer  a voluntad, así como lograr confundir a la gente por segundos, o impedir que uno vea algo, especialmente si uno anda buscándolo. No lo digo yo, lo dice todo el mundo, todo el que los ha visto. 


Sé de gente que ha volteado la casa, la ha puesto al revés, buscando algo que se les perdió, y finalmente la consiguen donde siempre la habían puesto… ¡duendes!.

JH.






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