jueves, 8 de agosto de 2024

La Emoción y la Lucha social


El papel del individuo en la historia. La emoción y la lucha social. 

Introducción

La disyuntiva epistemológica que pesa sobre las condiciones del origen del conocimiento histórico se expresa de manera acentuada muy especialmente en el análisis del papel de las emociones en la inveterada discusión sobre las causas motrices de la historia.


No podría ser de otra manera al ser la emoción el eje del movimiento individual. Más aún debido a que justamente esa es la base de la explicación subjetivista de la historia.


En un mundo materialista y hedonista como es el mundo contemporáneo, —aunque por razones muy diferentes a las de aquella vieja discusión de mediados del siglo XX que enfrentaba el idealismo contra el materialismo, el caso actual emerge en una época marcada por el débil pensamiento posmoderno, hoy por hoy,  puesto en el tapete gracias al frenesí apocalíptico heredado de la pandemia. Tratándose del tema de las emociones y el sujeto individual pareciera que esta temática se ubica en el plano de la psicología aunque esta discusión trata precisamente de sacarla de ese contexto restringido.


Psicohistoria y epistemología


El tema de la psicohistoria es escaso en la historiografía actual; esto permite que su discusión tenga una alta probabilidad de impactar el interés de teóricos y académicos sobre la base de la mentalidad que flota en la atmósfera contemporánea que resaltamos al comienzo con no pocas dificultades para asir con firmeza este jabonoso concepto.

Tengo la percepción que el tema de las relaciones entre psicología e historia ha sido eludido por ambas disciplinas, en un sentido general, considerando cierta intensidad que tuvo esa relación en la época de la aparición de la categoría psicohistoria, como disciplina independiente del psicoanálisis, a partir de los planteamientos del norteamericano deMause, quién propuso el análisis histórico del grupo a partir de la evolución psicológica del individuo.



 L. Ronald Hubbard y la Tabla de Evaluación Humana 

A partir del conocimiento de las ideas del norteamericano Ronald Hubbard, ---quien sistematizó en forma magistral un cuadro de los diferentes niveles emocionales del ser humano, denominado Tabla Hubbard de Evaluación Humana, el científico social puede aprovecharse de este cuadro utilizandolos como el fundamento para la explicación histórica y sociológica. Para ello bastaría mostrar la vinculación esencial entre el interés individual y el interés colectivo, o sea, demostrar el carácter estructurador del papel de la personalidad en la historia contra la corriente que sostiene que son las estructuras sociales las que ejercen el papel de causa última de la historia.


La palanca básica de la acción individual

La incorporación de las ideas que han demostrado servir para la supervivencia de la cultura humanista parece mantenerse como un valor dentro de la praxis histórica de la especie. 


Tanto desde el punto de vista teórico como desde el punto de vista de las acciones materiales y sociales de los grupos e individuos que persiguen propósitos diferentes con sus respectivas repercusiones sociales, el tema de la supervivencia es perfectamente factible de estructurar teniendo como centro al individuo mismo siempre mantengamos la transversalidad social.


Esta consideración sirve de marco para la reflexión del papel de las emociones 

como palanca básica de la acción individual, y puede servir de base para una epistemología del papel del individuo en la historia.


A partir del estudio de la escala tonal y la referencia a los individuos concretos y reales, como sujetos de la Historia, es factible escrutar los viejos conceptos, especialmente aquellos ligados a las grandes teorías y doctrinas como el Budismo, el Cristianismo  y el Marxismo.


Es preciso observar la presencia del enfoque emocional a partir de las obras del norteamericano L.R. Hubbard, fundador de una corriente de pensamiento religioso identificado como Cienciología.


Con ese propósito podemos discutir el caso del Cristianismo, donde resaltaremos el uso de las categorías “emocionales” para resaltar el procedimiento explicativo y categorial que sostenemos aquí, no sin acompañarlo de las condiciones cotidianas que el sujeto muestra en su devenir histórico.


Efectivamente, el Cristianismo enarboló la compasion como actitud humanista. Helder Cámara, el obispo brasileño Teólogo de la Liberación, expresaba que  "la revolución la harían los pobres", idea a la que puede aplicarse la combinación de conceptos que busque descubrir la fuerza de la historia en los individuos. 


Esta corriente cristiana resalta el papel de la compasión como una actitud social, es decir, como una posición política; en este contexto una lucha social exitosa requerirá un mínimo de dos condiciones: ideas y emociones, las dos “fuerzas” que mueven la composición del ser humano, cuerpo y espíritu, que confluyen en el sujeto individual de la historia.


Para Helder Cámara, el agente privilegiado de la revolución social son los pobres, por ello es necesario considerar las condiciones individuales y sociales provenientes de la condición material y espiritual de este sujeto, que resultan una dimensión colectiva cuando consideramos las condiciones principalmente materiales de su constitución.

 

Cámara comparte el punto de vista de Carlos Marx, para quien la revolución sería producto de la lucha de clases, especialmente de la clase obrera para lograr el derrocamiento de la burguesía como clase dominante, criterio que se hace valer por la diferencia que presenta las ideas del citado obispo en relación con los pobres, y resaltó como uno de los mentores de la Teología de la Liberación. Intentaremos abordar el tema llevándolo a un plano realista con un ejemplo.


Entre las condiciones histórico-concretas de la pobreza aparece una alimentación mediocre y desbalanceada, vivienda insalubre, condiciones geográficas proclives a la enfermedad, desempleo y trabajo insalubre. Junto a esto sigue una educación sanitaria mediocre, una cultura alimentaria contraproducente, y un conjunto de valores donde la ética y la espiritualidad carecen de la libertad y expansión necesaria para descansar, pensar, y asumir aspiraciones de redención social.


 En este cuadro es frecuente que los padres estimulen a los niños a buscar su sustento "en la calle", lo cual es equivalente a inscribirlos en la "escuela del crimen", y la única moral aprendida ocurre impuesta  al niño con castigos corporales.


Una buena parte de la pobrecía, o "clases pobres" (no incluir en esta categoría a los trabajadores, cuyo concepto implica la existencia de un empleo remunerado, especialmente contextualizado en América Latina)  dependiendo del carácter extremo de estas condiciones, formará parte de este sector humano que ocupa los terrenos más degradados y marginales de cualquier jurisdicción urbana o rural, donde se construirán viviendas principalmente fabricadas con desechos. 


Esta categoría de urbanismo depauperado suele ocupar espacios marginales en la periferia de las ciudades y excepcionalmente, en reductos espaciales de la ciudad.


Puede ocurrir que algunos individuos provengan de grupos humanos que han desarrollado una cultura de bienestar asociado al trabajo en el campo o en la ciudad, en buena parte apoyado por las políticas populistas con subsidios materiales o económicos dirigidos a este sector pobre, lo cual también está vinculado a las diferentes fluctuaciones históricas de la economía nacional, donde florecen las políticas populistas.


Estas culturas tradicionales ligadas a cierto bienestar han venido cediendo paso al avance de la modernidad y los valores del consumismo, mientras que los grupos sociales ligados a la producción rural van perdiendo fuerza y tendiendo a a migrar hacia la ciudad, dónde por lo general invaden las áreas más degradadas, como por ejemplo en las orillas de canales de aguas negras a cielo abierto, en las laderas de los cerros, o a orillas de los grandes basureros urbanos.


En el contexto electoral es conocida la versión de distribución de planchas de zinc utilizadas para techar viviendas, tanques de plástico para depósito de agua, y distribución de comida, más que todo compuesta por carbohidratos de diferente tipo y enlatados de baja calidad, todo lo cual lleva a un conjunto de  condiciones de malnutrición, también ligada a la diabetes y al exceso de peso.


La vida emocional, y por ende la formación del carácter y la personalidad, así como la experiencia crónica de una vida buena

 junto a la baja nutrición, configuran la base de la fijación del tono emocional crónico de un individuo a lo largo de su vida de pobreza. Esta condicion se ubica en la escala emocional en, o por debajo de 2.0 "Resentimiento expresado".


Siendo éstas las premisas materiales y espirituales de la pobrecía,  el papel de los pobres en el cambio o en la revolución social carece de vinculación con el diseño de un proyecto de transformación humana ya sea de carácter espiritual o material más allá de participar en la guerra revolucionaria o en alzamiento populares llevados por impulsos reactivos. Solo de esta manera el obispo Cámara acierta en su señalamiento del papel de los pobres en la revolución, a quienes señala como los hacedores de la revolución.




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